1. Tu deseo sexual ha desaparecido
El deseo sexual tiene fluctuaciones, especialmente en las mujeres. Eso influye en cómo respondemos ante las experiencias íntimas. Aunque deberías platicar con tu doctor para descartar cualquier problema físico o enfermedades sexualmente transmitidas, así como para platicar sobre los beneficios de la terapia de reemplazo hormonal (si te aproximas a la menopausia), la psicóloga Dawn Michael, sexóloga clínica, afirma que un consejero especializado en salud sexual también puede ayudar.
“Muchas veces, el dolor pélvico puede deberse a situaciones emocionales además de a temas físicos y de salud. Hacer las preguntas correctas es crucial antes de saltar a una conclusión y prescribir cualquier terapia hormonal”, dice. Y si tienes problemas para alcanzar el orgasmo, quizá no se deba a lo que está ocurriendo debajo de las sábanas, sino al flujo sanguíneo.
“La función del clítoris en combinación con los problemas de sobreestimulación pueden provocar la falta de orgasmo e incluso dolor. De esto raramente hablan los médicos”, afirma la doctora Michael. “Es importante explicar a las mujeres cómo funciona el deseo, incluyendo el proceso del flujo sanguíneo hacia la vulva. Y deberían saber de qué forma el estrés puede detener el flujo de sangre, lo que puede provocar dolor y falta de deseo”.
2. Tienes problemas para dormir
Aunque tu doctor podría preguntarte cuántas horas estás durmiendo, quizá no investigue qué está evitando que descanses lo suficiente para sentirte saludable y feliz. “Un desorden común es el Síndrome del Sueño Insuficiente, en el cual la persona no ha dormido bien en la mayoría de las noches de los últimos tres meses”, explica la doctora en naturopatía Catherine Darley, del Instituto de Medicina Naturopática del Sueño.
“Dormir poco puede contribuir a la inflamación, a tomar malas decisiones alimentarias, y a variaciones en el estado de ánimo”.
3. No estás comiendo lo suficiente
¿Tendrás una fiesta? ¿O has estado muy estresada y se te olvida comer? La psicóloga Jennifer Bowers dice que, con frecuencia, la falta de nutrición y de calorías empieza a revelarse en síntomas que un doctor podría no relacionar con la ingesta de alimentos.
“Los dolores de cabeza y la fatiga pueden ser resultado de no comer lo suficiente. Para perder peso, las mujeres tienden a reducir drásticamente la cantidad de alimento, y eso tiene efectos secundarios muy negativos. Es importante alimentar al metabolismo para activarlo, y muchas mujeres necesitan comer con cierta frecuencia”, afirma.
4. No estás tomando suficiente omega 3
¿No sabes en qué te ayuda el omega 3? En mujeres, el no consumir suficiente puede llevarte a una enfermedad cardiaca. Sin embargo, cuando muchos doctores solicitan análisis de sangre para revisar tus triglicéridos, no suelen pedir registros de EPA y DHA, necesarios para confirmar tu nivel de omega 3. Por eso la nutrióloga Amy Gorin afirma que tratar cualquier deficiencia de vitaminas puede ayudarte a mantener la salud y la nutrición a largo plazo.
“Un nutriólogo puede aconsejarte cómo obtener la cantidad adecuada de omega 3 por medio de tu dieta. Deberías comer al menos dos porciones de un pescado graso, como salmón, a la semana. Otra opción es tomar un suplemento diario que provea al menos 250 miligramos de EPA y DHA”, explica.
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5. Tienes síndrome de fatiga crónica
¿Te sientes agotada todo el tiempo? ¿No sabes qué provoca tu falta de energía y tu mal humor? El terapeuta físico Liam Champion dice que los médicos generales no suelen detectar el síndrome de fatiga crónica, aunque puede debilitar, sobre todo, a las mujeres de 40 años y más. “No hay una causa conocida del síndrome de la fatiga crónica, aunque los estudios suelen relacionarlo con infecciones virales latentes, desequilibrio hormonal y estrés”, explica.
Es importante que menciones tus síntomas a tu médico o a tu terapeuta físico, lo que podría ayudarte a manejar esta condición. Debido a los cambios provocados por la menopausia, las mujeres que están en sus cuarentas y cincuentas son cuatro veces más propensas a tenerlo que los hombres. Como no existe un análisis que lo detecte, tu médico se asegurará de que tus síntomas no se deban a otros enfermedades o condiciones.
6. Tus uñas podrían revelar deficiencias vitamínicas
La última vez que te hicieron un análisis, seguramente tomaron muestras sanguíneas, te pidieron que respiraras varias veces mientras escuchaban tu pecho y pulmones, y te hicieron muchas preguntas. ¿Pero te revisaron las uñas? Ken Immer, promotor de la salud, dice que tus uñas pueden revelar muchas cosas.
“Tus uñas son una ventana a la salud de tus huesos, y están muy relacionadas con tu alimentación”, explicó. “Las uñas frágiles, cuyas capas se separan, podrían indicar una deficiencia en vitaminas A, C o biotina. Cuando se trata de la salud de los huesos, especialmente en mujeres, también podrían dar una indicación temprana de osteoporosis, ya que las uñas y los huesos requieren ciertas reacciones químicas para conservar su integridad estructural”.
7. Tienes bajos niveles de hierro
Si le dices a tu médico que no tienes energía, que te duele la cabeza con frecuencia y que a veces sientes palpitaciones, podría pensar que padeces ansiedad. Pero como experta en salud y estilo de vida, Jaya Jaya Myra explica que podrías necesitar más hierro.
“El ciclo mensual de una mujer puede exigirle demasiado, provocando que su cuerpo necesite más hierro. La deficiencia extrema puede provocar anemia, pero aunque no llegues a ese nivel, de todos modos podrías tener deficiencia de este mineral”, explica.
8. Tu alimentación está desequilibrando a tus hormonas
Algunas veces, lo que comemos puede ser la causa principal de muchos de nuestros problemas de salud, especialmente si no sabemos que somos sensibles a ciertos alimentos. Si tienes problemas por desequilibrio hormonal, tu médico podría desconocer los cambios específicos que necesitas hacer para corregir sus síntomas, afirma Jackie Romanies, quiropráctica.
“Muchos de los alimentos que comemos todos los días están repletos de ingredientes genéticamente modificados, o ser carne tratada con antibióticos u hormonas. Si muestras síntomas de un problema hormonal como ciclos irregulares, cabello más delgado o un exceso en el crecimiento de vello, considera comprar carne, lácteos o huevos orgánicos”, explica.
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9. Lo que no estás comiendo puede aumentar tu riesgo de sufrir cáncer de mama
Aunque muchos factores influyen en tus posibilidades de contraer cáncer de mama, desde tu genética hasta el ambiente, el doctor Mark Engelman afirma que duplicar tu consumo de vegetales crucíferos (brócoli, colecitas de Bruselas y coliflor) te ayudará a regular cómo procesas el estrógeno. Esto creará un ecosistema más saludable en tu cuerpo y reducirá tu riesgo de desarrollar cáncer de mama.
¿Has sentido alguno de estos síntomas? Podría ser hora de que acudas con tu médico y expliques todos lo que sientes para una valoración mayor.
Tomado de rd.com
