La presión arterial y su control es uno de los mayores retos para aquellos que padecen la enfermedad renal crónica; y es que mantener niveles adecuados puede marcar la diferencia en la evolución del paciente y en su riesgo cardiovascular.

Pero establecer cuál es la cifra óptima continúa siendo motivo de debate entre los expertos y al respecto una nueva investigación internacional aporta datos que podrían ayudar a afinar la respuesta.



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Un análisis del ensayo Systolic Blood Pressure Intervention Trial (SPRINT) realizado por la Universidad de California en Davis, Estados Unidos, indica que casi todos los adultos con enfermedad renal crónica obtendrían beneficios que superan los posibles riesgos de una presión arterial sistólica objetivo inferior a 120 mmHg en comparación con un objetivo inferior a 140 mmHg.

Los resultados se presentaron en la Semana del Riñón de la ASN 2025 que se realizó del 5 al 9 de noviembre de este año.

En un análisis de la relación beneficio-riesgo realizado con 2012 participantes con este padecimiento los investigadores encontraron que al predecir los efectos individualizados del tratamiento para múltiples desenlaces y simular las preferencias de los participantes que consideraban los beneficios de la reducción intensiva de la presión arterial (reducción de la mortalidad, los eventos cardiovasculares y el deterioro cognitivo) mucho más importantes que los riesgos relacionados con el tratamiento.

El 100% obtuvo un beneficio neto positivo a favor de la reducción intensiva de la presión arterial.



Al simular que los beneficios y los riesgos tuvieran una importancia intermedia similar nueve de cada diez participantes siguieron obteniendo un beneficio neto positivo.

enfermedad renal crónica
Los hallazgos concuerdan con las Guías KDIGO, las cuales recomiendan un objetivo de presión arterial sistólica inferior a 120 mmHg para adultos con hipertensión y ERC. | Foto: Pexels.

En comparación con las personas con enfermedad renal crónica en estadios iniciales (tasa de filtración glomerular estimada de 45 a 59 mi/min/1.73 m2), las personas con una enfermedad más avanzada (de 20 a 44 ml/min/1.73 m2) experimentaron mayores efectos adversos relacionados con el tratamiento al alcanzar un objetivo de presión arterial sistólica más bajo.

Sin embargo también obtuvieron mayores beneficios, lo que resultó en un mayor beneficio neto para el grupo con enfermedad renal crónica más avanzada.

Los beneficios de reducir la presión sistólica por debajo de 120 mmHg

Los hallazgos concuerdan con las Guías KDIGO, las cuales recomiendan un objetivo de presión arterial sistólica inferior a 120 mmHg para adultos con hipertensión y ERC, podrían ayudar a los pacientes y sus cuidadores a superar la inercia terapéutica que suele presentarse al intensificar el control de la presión arterial en adultos con este padecimiento.

El autor correspondiente Alan Vera, estudiante de medicina de la Universidad de California en Davis señaló que el estudio demuestra que la evidencia sobre los objetivos de presión arterial del estudio SPRINT se puede personalizar para adultos con hipertensión y la enfermedad renal crónica, utilizando los riesgos estimados y las preferencias de cada individuo para múltiples resultados relacionados con la reducción de la presión arterial. Algo que podría ayudar a facilitar las conversaciones de toma de decisiones compartidas.

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Licenciado en Comunicación por la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, ejerciendo la carreta de periodista desde hace más de cinco años. MÁS DEL AUTHOR

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