Anualmente se diagnostican alrededor de 2.3 millones de casos de cáncer de mama en todo el mundo, siendo la causa de muerte de unas 670 mil mujeres. Acerca de este tema, la directora del departamento de radiología del Hospital Universitario RWTH de Aquisgrán, Christiane Kuhl, declaró que esa afección era la principal causa de muerte por cáncer en mujeres, a pesar de los despistajes con mamografías.
Esto en referencia a las pruebas en personas sin síntomas para poder detectar el cáncer en sus etapas iniciales.
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Kuhl abunda que la razón es que con la mamografía no se pueden detectar tantos casos de cáncer de mama, mejor dicho, no se detectan lo suficientemente temprano. En particular, los tumores de crecimiento rápido y agresivo no suelen ser tan visibles en la mamografía. Siendo precisamente esos tumores los que provocan los fallecimientos de muchas mujeres.
Es por eso que ahora un nuevo avance tecnológico promete mejorar la detección precoz del cáncer de mama; tratándose de un modelo de inteligencia artificial que con sólo analizar imágenes mamográficas puede clasificar con gran precisión el riesgo de cada persona en desarrollar cáncer de mama durante los próximos cinco años.
Las mujeres a quienes el nuevo algoritmo clasificó como de alto riesgo desarrollaron cáncer de mama con mucha más frecuencia que aquellas a quienes la IA dio un resultado de “riesgo normal“.
Concretamente, las mujeres fueron designadas como de alto riesgo desarrollaron cáncer cuatro veces más a menudo que aquellas cuyo puntaje de la inteligencia artificial era bajo, según la directora, principal autora del informe.
Quien añadió que con esa herramienta pueden predecir con mucha mayor precisión que una persona determinada desarrollará cáncer de mama en los próximos cinco años basándose en mamografías que parecen normales y no muestran ninguna señal del padecimiento.
Actualmente, la recomendación es a mujeres de 50 y 75 años a realizarse una mamografía cada dos años para detectar esta enfermedad; sin embargo, los riesgos varían considerablemente de una mujer a otra.
Kuhl aboga por una prevención individualizada del cáncer, ya que la precisión de la mamografía también difiere mucho entre las mujeres; cuanto más denso es el tejido glandular mamario, mayor es el riesgo de padecer la enfermedad y peor es la capacidad de la mamografía para predecir dicho riesgo, algo que desconocen muchas mujeres.
De hecho, desde hace algunos años se recomienda ofrecer a las mujeres con tejido mamario extremadamente denso una resonancia magnética para la detección precoz, que ayude a identificar el cáncer de mama de manera fiable y temprana.
Para identificar a las mujeres que necesitan una resonancia para la detección precoz, el Consorcio Clairity ha desarrollado el sistema IA Clairity Breast.
¿Cómo funciona?
Para que el modelo de IA pueda determinar el riesgo de cáncer de mama, el algoritmo fue entrenado con cientos de miles de mamografías procedentes de Norteamérica, Sudamérica y Europa. A diferencia de los modelos clásicos de riesgo, el algoritmo no necesita información sobre antecedentes familiares, genética o estilo de vida.
Calcula exclusivamente a partir de la mamografía la probabilidad de cáncer de mama y clasifica a las mujeres en categorías de riesgo según umbrales definidos.

La herramienta no sólo reconoce la cantidad de tejido glandular, sino también su textura, es decir, cómo está dispuesto el tejido. Otro parámetro que calcula el riesgo de esta enfermedad.
Christiane Kuhl, explica que sólo alrededor del 10% de las mujeres tienen un tejido glandular extremadamente denso. La mayoría de las mujeres que desarrollan este tipo de cáncer y reciben un diagnóstico tardío tienen un tejido menos denso.
Para ella, el avance decisivo es que la IA puede decidir en cuestión de segundos si una mujer necesita una resonancia para la detección precoz o no.
El despistaje de esta enfermedad comienza en la mayoría de los países a partir de los 50 años, porque el riesgo aumenta significativamente con la edad y el beneficio de un despistaje generalizado a partir de esa edad está estadísticamente demostrado.
Las mujeres más jóvenes enferman con menor frecuencia que las mayores, pero cuando lo hacen, desarrollan con mayor frecuencia tumores agresivos. De hecho, afirma la especialista, las mujeres jóvenes se beneficiarían especialmente de la detección precoz, siempre que esta funcione.
Ella considera poco útil reducir de forma generalizada la edad de inicio del despistaje; aclara que si simplemente se baja la edad de las mujeres invitadas al cribado mamográfico, no se cambia nada del problema fundamental.
En su lugar, aboga por un procedimiento en dos pasos, primero la mamografía para la detección precoz, después debería realizarse un análisis mediante inteligencia artificial para determinar el riesgo del padecimiento en los próximos cinco años.
Si el algoritmo indica un riesgo especialmente alto, debe ofrecerse una resonancia magnética. En estas mujeres la mamografía ya no es necesaria, señaló la especialista.



