Yo, Daniel Blake (I, Daniel Blake, 2016)
Después de sufrir un infarto, un hombre queda atrapado en la burocracia inglesa: su cardiólogo le pide que no vuelva a trabajar, pero el gobierno determina que sí puede hacerlo y, por tanto, no le dará seguridad social.
Su amistad con una madre soltera desempleada y desesperada lo impulsan a denunciar la injusticia que viven. El director Ken Loach convierte a la película en una crítica contra el sistema de beneficiencia social del Reino Unido.
Vale la pena para recuperar el debate sobre la justicia social en cualquier país.
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Mío o de nadie (Unforgettable, 2017)
Una mujer se compromete con un padre divorciado, pero la celosa exesposa no está dispuesta a ceder a su familia.
Si bien la película no oculta sus intenciones al público y se presenta como un thriller con sustos predecibles más que como un drama psicológico, el resultado es particularmente decepcionante: Rosario Dawson y Katherine Hiegl suelen ser buenas actrices, pero la trama es predecible, maniquea e incluso absurda.
Cine mexicano de calidad
Tempestad
En este documental, la directora Tatiana Huezo presenta dos historias (una mujer recluída en una cárcel controlada por el crimen organizado, otra que busca a su hija desaparecida) que reflejan la cruda realidad de México: la violencia controla la vida de muchas personas inocentes, con frecuencia con beneplácito de las autoridades.
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Almacenados
El encargado de un almacén está a punto de jubilarse, y el joven que lo sustituirá tiene cinco días para aprender el trabajo que recibirá.
El tiempo que compartan en ese enorme almacén vacío no solo los unirá, sino que les ayudará a tomar conciencia del papel que la sociedad les ha asignado.
La película es muy recomendable, si bien no disimula su origen teatral; no te la pierdas si no pudiste ver el montaje protagonizado por Héctor y Sergio Bonilla.
