En la juventud almacenamos conocimiento para adaptarnos al entorno. En la edad adulta, seguimos guardando y registrando informacioÌn, ademaÌs de emplearlo ya aprendido. En la madurez, la memoria intenta extraer alguÌn tipo de patroÌn de comportamiento basado en nuestras vivencias. DespueÌs, recordamos y reflexionamos acerca del pasado y las experiencias previas.
El triaÌngulo dorado
La memoria es un asunto complejo, y su funcionamiento depende de la interaccioÌn de factores bioloÌgicos, psicoloÌgicos y ambientales. Cualquier problema que surja en alguna de estas aÌreas afectaraÌ a las otras dos y, por consiguiente, a la memoria.
Los factores bioloÌgicos
Son la base de todo. La memoria trabajaraÌ de manera apropiada solo si no hay problemas en las funciones vitales. Por ello, es fundamental seguir un estilo de vida saludable y hallar el equilibrio para conservar la salud fisioloÌgica. El estado fiÌsico influye en el bienestar psicoloÌgico —perspectiva de vida, personalidad, estado emocional, conflictos internos— y, a su vez, este contribuye a la salud fiÌsica.
Los factores psicoloÌgicos
Sus repercusiones en la memoria son conocidas. La falta de intereÌs o atencioÌn asociada al trastorno depresivo es la principal causa de la dificultad para recordar. AsiÌ, el trabajo que implica memorizar o recuperar recuerdos depende del grado de motivacioÌn y del estado de aÌnimo. El cerebro tiene la capacidad de discriminar elementos seguÌn el humor, por lo que, si estaÌs triste, los recuerdos negativos vendraÌn sin esfuerzo a tu mente, y recordaraÌs hechos deprimentes con facilidad. En cambio, si estaÌs feliz, seraÌ maÌs sencillo para tu memoria guardar imaÌgenes positivas.
El cerebro tiene la capacidad de discriminar elementos seguÌn el humor: si estaÌs triste, recordaraÌs lo negativo, y si estaÌs feliz, recordaraÌs cosas alegres.
Los factores ambientales
Constan de dos componentes. Uno es material y tiene que ver con el bienestar baÌsico, ya que la sensacioÌn de seguridad derivada del hecho de sentirse a gusto tiene una funcioÌn en la manera en la que se experimentan los sucesos. El otro es social, y aunque no siempre es posible controlarlo, siÌ se puede influir en eÌl para crear oportunidades de conocer personas, promover el intercambio de ideas y participar en la vida comunitaria. Cuando tus necesidades materiales estaÌn satisfechas y disfrutas de relaciones sociales enriquecedoras, el entorno ayuda a estimular tus recuerdos. De lo contrario, esto se convierte en un gran obstaÌculo. Te puede interesar leer: 7 formas de mantener la mente despierta
El valor que se le da a estos tres factores puede variar de una persona a otra y entre las distintas etapas de la vida. Probablemente tengas una gran falta de seguridad emocional en la infancia, mientras que tu necesidad de bienestar material aumenta a medida que creces. Sin embargo, la memoria siempre deberiÌa situarse en un contexto de adaptacioÌn al entorno


