Dormir bien ya no se trata solo de la cantidad de horas, sino de un complejo equilibrio biopsicosocial. Un nuevo estudio, publicado en PLOS Biology, ha revelado que existen cinco perfiles de sueño distintos que se relacionan directamente con la cognición, el estilo de vida, la salud mental y la organización cerebral.
Este hallazgo es crucial, pues marca un cambio en el abordaje de los problemas de descanso, impulsando la medicina del sueño personalizada.
“Los hallazgos del estudio nos pueden ayudar a los profesionales y a los pacientes a saber que debemos contar con un enfoque multidimensional del sueño,” explicó la Dra. Stella Maris Valiensi, especialista en Medicina del Sueño del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Los 5 perfiles y sus implicancias en la salud
El estudio analizó a 770 adultos jóvenes, utilizando el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI), para vincular los patrones de sueño autoinformados con la variabilidad individual de su salud, cognición y estilo de vida.
Aquí se resumen los cinco perfiles identificados y sus consecuencias:
| Perfil de Sueño | Descripción y Relación con la Salud |
| 1. Sueño deficiente y malestar psicológico | Asociación directa: Insatisfacción con el descanso y dificultad para conciliarlo. Se relaciona con más síntomas de depresión, ansiedad, dolor y humor negativo. |
| 2. Síntomas psicológicos y sueño Normal | Resiliencia: Los participantes duermen bien, pero reportan deterioro diurno y problemas de atención. Se relaciona con la resiliencia del sueño, aceptan que durmieron bien, pero se sienten mal durante el día. |
| 3. Uso frecuente de medicamentos | Riesgo cognitivo: Informaron buena salud física y social, pero sus pruebas revelaron pequeñas disminuciones en la memoria. |
| 4. Duración corta del sueño | Riesgo físico y emocional: Dormir menos de 6 o 7 horas por noche. Se asocia a menor precisión en tareas, mayor tiempo de reacción, comportamiento más agresivo y mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad. |
| 5. Sueño interrumpido o fragmentado | Trastornos específicos: Se relaciona con enfermedades del sueño (apneas o insomnio) y despertares frecuentes. Quienes lo padecen mostraron peor rendimiento cognitivo, mayor ansiedad y predisposición a abuso de sustancias. |
Las consecuencias de dormir mal a largo plazo
El estudio subraya que existe una relación recíproca entre el sueño deficiente y los síntomas de depresión y ansiedad. No solo la mala calidad de sueño aumenta la tendencia a caer en depresión (más del 50% al dormir mal dos o más años), sino que la falta crónica de descanso incrementa riesgos físicos:
- Salud física: Debilita el sistema inmunológico e incrementa el riesgo de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2 (36% de riesgo atribuible) y enfermedades cardiovasculares.
- Salud mental: Provoca irritabilidad, cambios de humor y contribuye a la ansiedad y depresión. En el corto plazo, afecta concentración, memoria y toma de decisiones.
Recomendaciones esenciales de higiene del sueño
Para mejorar la calidad de tu descanso y, por ende, tu salud general, los especialistas ofrecen estas recomendaciones de higiene del sueño:
- Establecer una rutina: Acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluyendo fines de semana.
- Ambiente ideal: Mantener el dormitorio oscuro, silencioso y fresco. Usar la cama solo para dormir o tener relaciones sexuales.
- Evitar pantallas: Limitar o evitar el celular, televisión o computadora al menos una hora antes de acostarse.
- Actividad física: Hacer ejercicio, pero evitar la intensidad justo antes de ir a la cama.
- Relajación: Si no logras dormir en 20 minutos, levántate y realiza algo relajante (leer un libro, meditación, baño caliente) hasta volver a sentir sueño.
En casos de estrés severo o trauma, la especialista recomienda explorar terapias como el mindfulness o la terapia EMDR (movimiento ocular para el reprocesamiento de traumas).