Si bien se suelen asociar los “ictus” con las personas adultas. Esta afección puede aparecer también en la infancia, y su diagnóstico resulta especialmente complejo. De hecho, entre un 70% y 80% de los casos atendidos por sospecha de ictus en niños son en realidad ictus mimics.

Afecciones no vasculares que cursan con un déficit neurológico agudo (como migrañas hemipléjicas o crisis epilépticas) que imitan los síntomas de un ictus real y que pueden retrasar el tratamiento adecuado, ya que pueden confundirse ambos fenómenos.



Ana Felipe Rucián, coordinadora del Grupo de Trabajo Ictus Pediátrico de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica, explicó en entrevista para Europa Press que el diagnóstico diferencial es mucho más amplio en la edad pediátrica, de ahí su dificultad.

Ella llama la atención al hecho de que los ictus mimics son mucho más frecuentes en la edad pediátrica que en los adultos, a diferencia de los ictus verdaderos.

Mientras que en los adultos los ictus mimics representan un 20-30% de las consultas por sospechas de ictus (el 80% son verdaderos), en la edad pediátrica el porcentaje se invierte, de manera que un 70-80% de las consultas por sospecha de ictus serán “mimics” y sólo un 20-30% serán verdaderos.

¿Cuáles son los síntomas?

La especialista señala que los síntomas por definición son similares a los de un ictus en un menor, y por eso dan lugar a confusión y a la sospecha de un ictus, tal como señala la Sociedad Española de Neurología Pediátrica. Los principales síntomas de ictus en un menor son similares a los de un adulto, sobre todo en los niños mayores.

Siendo: Pérdida de fuerza y/o sensibilidad en un lado del cuerpo, alteración/incapacidad para el habla, pérdida de la visión de un hemicampo visual, alteración del nivel de conciencia, y en los lactantes pueden ser frecuentes las crisis epilépticas de un lado del cuerpo o hemicuerpo.



ictus mimics
Es importante que se sepan diferenciar los síntomas de los ictus y los “ictus mimics”. |Foto: Pexels.

En cuanto a los “mimicsde ictus más frecuentes la doctora señala los siguientes: La migraña, especialmente relevante por su similitud con la migraña hemipléjica, una migraña con aura rara y puede asociarse con debilidad o parálisis de un lado del cuerpo, las crisis epilépticas con las parálisis transitorias focales (parálisis de Todd), un fenómeno caracterizado por una parálisis o debilidad temporal en una parte o todo el cuerpo tras una crisis convulsiva; y los trastornos funcionales (cuadros conversivos o psicosomáticos).

Otros imitadores de ictus en la edad pediátrica pueden ser los síncopes, el vértigo, las intoxicaciones; asimismo, pueden ser (aunque mucho menos frecuentes) la encefalitis y las enfermedades desmielinizantes del sistema nervioso.

¿Cómo diferenciar los ictus?

A la hora de diferenciar un fenómeno neurológico de otro la principal herramienta diagnóstica es una buena anamnesis, así como la exploración física neurológica, como sugiere la doctora.

Ella agrega que existen casos, por ejemplo, como las migrañas hemipléjicas en los que se hace necesario realizar una neuroimagen para llegar a un diagnóstico seguro. En otros diagnósticos alternativos se suelen llevar a cabo (muchas veces no de forma urgente) las exploraciones pertinentes; por ejemplo, un electroencefalograma, en el caso de las crisis epilépticas.

Señala que en los niños, a diferencia de los adultos, es difícil que se llegue a administrar un tratamiento repermeabilizador del ictus, por ejemplo, sin un diagnóstico confirmado (habitualmente por una resonancia magnética cerebral).

El inconveniente, dice la experta, puede ser más la realización de pruebas innecesarias y el retraso diagnóstico de la patología verdadera que presenta.

Es por ello que destaca el papel de las unidades de ictus pediátricos y sus equipos multidisciplinares con su experiencia en el campo






Licenciado en Comunicación por la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, ejerciendo la carreta de periodista desde hace más de cinco años. MÁS DEL AUTHOR
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